lunes, 11 de enero de 2010
De entuques, delirios y remordimientos

- Borrador escrito el 19 de junio de 2009 -

Entucar: término valluno equivalente al “rumbearse” de los rolos, “entromparse” de los costeños y “encarretarse” de los paisas. Entucar es besarse con otra persona sin ningún compromiso, puede llegar más allá como puede quedarse ahí.

Utilizo sus nombres verdaderos porque ya no importan, y porque tengo fe en que los personajes en cuestión nunca se asomen por acá.

A Tomás me lo entuqué un noviembre, era el cumpleaños de Cata G. Tomás era bajito, paisa, gago, y tenía una tos inclemente. Olía a aguardiente y me besaba con los ojos entrecerrados, luego tosía, y con su acento paisa me llamaba “bonita”. Pffft, “bonita”, ¿no tendrán algún otro piropo los paisas? Recuerdo que no soportaba su hablado, ese acentico nunca ha sido de mi completo agrado, además repetía cada sílaba unas cuatro veces cuando menos, según él porque yo lo ponía nervioso. Tomás me besaba, me llamaba bonita, tosía, decía algo tartamudeando y luego me volvía a besar. Estaba borracha, pero no lo suficiente para no darme cuenta de lo mucho me pesaría en la conciencia lo que estaba haciendo. Nunca volví a saber de él, porque así lo quise.

A Ricardo me lo entuqué otro noviembre, creo, era el cumpleaños de mi prima Vicky. Tenía una barba cortica pasada a cigarrillo. Estudiaba medicina. Tenía un pantalón que me llamó mucho la atención, y después de que pasé toda la noche mirándole el culo, me convencí a mí misma de que él me iba a besar y que iba a ser inevitable que yo le correspondiera. Es obvio que toda la situación la propicié yo, que lo que me dijo fue lo que yo quería oír, y que estaba consciente del sentimiento de culpa que me atacaría la mañana siguiente. Ese guayabo me dio más duro que cuando me entuqué a Tomás. Ahora que lo pienso, creo que Ricardo también me decía “bonita”, pero entre el sueño y la borrachera, los recuerdos de esa noche son difusos. De Ricardo tampoco volví a saber nada, creo que se fue a Argentina, si quisiera podría preguntarle a mi prima, pero francamente me tiene sin cuidado.

A Christian me lo entuqué en febrero, la misma noche en que me lo presentaron. Me encantaban sus ojos verdes y la seguridad con la que me hablaba. Sin darme cuenta, mientras fumaba narguila por primera vez en mi vida y tomaba ron, mi mejor amiga y su mejor amigo nos dejaron solos en la sala y yo simplemente desconecté mi cerebro. Lo besé con la completa seguridad de que no habría remordimientos al día siguiente, besaba delicioso y yo sólo me concentré en disfrutarlo. Se puede decir que Christian fue el único con el que llegué a tener aspiraciones de algo serio, pero sólo fue por el humo del narguile en mi cabeza y mi recientemente adquirida sensación de libertad. Esa semana me mandó un mensaje por facebook, después hablamos un par de veces por msn y me desencantó por completo su pésima ortografía, el siguiente sábado me llamó… ¡a las 2 de la mañana! Y ahí fue cuando dije “esto no va para ningún lado”.

No me arrepiento de haberme entucado a Christian, como sí me arrepiento de los otros dos, al fin y al cabo era una etapa que debía quemar, pero definitivamente lo mío es la seriedad. Christian es amigo de Tomás y lo último que supe (después de que me sacó de su facebook) es que se había cuadrado con una niña que conocí el día que me entuqué al paisa.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 3:29 p. m. | 10 Infelices comentarios