Nuestra primera práctica de laboratorio de biología celular (¡madrugar los sábados yupi!), al comienzo de cada clase se realiza un quiz de 10 minutos y ya nos habían advertido que si llegábamos después de las 10:10 a.m. no podríamos presentar el quiz ni hacer la práctica, es decir, par de ceros en la materia por llegar tarde.
Juliana, recordada por esta historia, quedó de pasar por Catalina (que también hace parte del grupo) a las 9:30 y a mí a las 9:35 para ir a la clase. Yo me levanté tarde, como casi siempre, pero a esa hora ya estaba lista. Pasaban los angustiosos minutos y mi amiga no aparecía. La otra integrante del grupo, quien yo suponía que era la más impuntual, ya nos estaba esperando en la universidad, y Juliana no llegaba.
Faltaban 10 minutos para que empezara la clase y yo me estaba volviendo loca, mi prima al verme tan desesperada me regaló un minuto, y después de insistir un rato me contestó Catalina y me dijo que ya estaban llegando a mi apartamento.
Mi alma descansó cuando vi acercarse al carro de Juli, también conocido como “La Amenaza Naranja” o “La Zanahoria Mecánica”; y nos fuimos a toda para la universidad mientras estudiábamos las partes del microscopio para el quiz. La Amenaza Naranja quedó en manos del dueño de un parqueadero cercano a la universidad, y nosotras nos fuimos corriendo para el laboratorio, que como siempre en Unigradas, está a 200 escalones de distancia.
En medio de esta carrera, yo trataba de recordar el número del salón donde nos tocaba clase, y Catalina, nominada al Oscar como mejor actriz de reparto, ideaba la siguiente excusa para justificar nuestro atraso: “Digamos que veníamos temprano y que el carro se nos pinchó en plena circunvalar, y pobrecitas nosotras solas que no tenemos ni idea de cambiar una llanta, que nos tocó llamar al papá de Juli, esperar que llegara a rescatarnos y después nos vinimos en el taxi en que él llegó”.
Llegamos jadeantes al laboratorio a eso de las 10:25, donde obviamente nos encontramos con una puerta cerrada, la otra niña del grupo nos miraba por la ventana haciendo cara de “nos jodimos”. Al rato salió la monitora a decirnos que no podíamos entrar, y nosotras con cara de cachorritos indefensos le contamos nuestra trágica historia, la monitora se conmovió y habló con la profesora Chaparrita * para que nos dejara entrar. ¡Ja, la hicimos!
Ingresamos al salón convencidas de que nos habíamos salvado, una vez adentro Chaparrita nos hizo sentar lo más separadas posible para presentar el quiz, no estaba tan difícil, un poquito memoria y salía. Yo estaba muy concentrada tratando de recordar qué partes del microscopio conforman el sistema óptico, cuando la monitora se me acercó a decirme que por llegar tarde teníamos que responder una pregunta extra. Bueno, no hay problema ¿Cuál es la pregunta?
¿Qué llanta del carro se les pinchó?... Mierda ¡esto sólo me pasa a mí!
Me puse pálida, me temblaban las piernas, pensaba “¿qué hago?”, trataba de mirar a Juli y a Cata, pero estaban muy lejos. Piensa Maria() ¡Piensa!, al final decidí contestar que era una llanta de atrás, pero que no recordaba el lado, así aumentaba las probabilidades ½ * ¼ * ¼ * 3 = juemadre, sigue siendo muy improbable.
Muertas del susto, entregamos el quiz y comparamos nuestras respuestas…
Maria (): llanta de atrás, no dije que lado. (que brillante soy)
Catalina: llanta trasera izquierda (¡bien Cata!, vos y yo conectadas como siempre)
Juliana: llanta delantera izquierda (¡mierda! hasta aquí llegamos…)
Chaparrita nos miraba con odio, nosotras empezamos a hacer la práctica y casi acabando nos impartió un afectuoso regaño delante de todo el salón.
Resultados:
- Nos trataron de mentirosas, y si alguna persona vuelve a llegar tarde al laboratorio no entra sin importar la excusa que presente.
- Por lo tanto, en la clase no es que nos quieran mucho.
- Juliana nos recoge ahora a las 9:00 a.m. para llegar de primeras a la clase.
- Chaparrita nos tiene entre ceja y ceja, con frases como “¿las niñas ya se van? Como les rinde”, “No es que sea menos azul, sino más transparente, eso pasa cuando hacen las cosas a la carrera”
- Diana, que llegó temprano y no tuvo nada que ver en este bollo, también resultó afectada.
- Chaparrita nos acusó de fraude, insinuó que no hacemos las prácticas completas y copiamos resultados de otras personas, todo porque nos repartimos el trabajo y acabamos rápido.
Moraleja: madruguen, sean puntuales, sean honestos, y en caso de inventar una excusa de por Dios que sea consistente.
*Nombre cambiado para proteger la integridad de la autora.
Etiquetas: Maldita sea mi suerte. Dele. Ríase de mí
no te creo, no te creo, no te creo. . ., nadie en el mundo puede ser tan "salado" como yo, hasta ahora. . . por Dios, esto definitivamente solo te pasa a ti!