jueves, 25 de septiembre de 2008
Tercera entrega
(y qué pena la demora monitos)

¿Qué pensaron? ¿qué me había olvidado de la segunda temporada de “Esto sólo le pasa a Julius”?

No quiero ni hacer las cuentas de todo lo que me demoré en publicar esta entrega, ni quiero dar excusas. Primero fueron inconvenientes técnicos (no tenía internet en Buga), pero después, no sé, le cogí como pereza.

Pero bueno, esa etapa ya está superada, y lo importante es que estamos de vuelta. Hay varios Julius con excelentes historias haciendo fila y este Chocoramo+Pola lo entregamos porque lo entregamos, he dicho.

El primer invitado de hoy es Caycedo, propietario del blog Parterama. El hombre afirma en su correo que hizo su mayor esfuerzo por no “sentarse en la palabra”… pero no lo logró :P

Jajaja, mentiras, la historia sí está algo extensa, pero vale la pena el “plop” al final.

ESTO SÓLO LE PASA A CAYCEDO

Historia tragicómica de amor en tres actos

Acto I

Ella se sentaba frente a mí en una clase que yo tomaba de asistente. El tema o nombre de la misma prefiguraba relaciones de algún tipo, pero es irrelevante para los hechos que describiré. Esta historia, ahí verán si la creen; yo, aún hoy después de tantas cosas vistas y ocultas, no sé si en verdad pasó.

Durante las clases se presentaban debates, los compañeros daban opiniones ridículas, sagaces, acertadas, inauditas y algunas casi absurdas provocaban las risas, risotadas y carcajadas estridentes del respetable auditorio; aunque era un salón pequeño, en un hermoso edificio. En ese momento me encontré con la sonrisa más enigmática que pude hallar cuando terminaba la carrera. El cabello desordenado le añadía, al enigma, un atractivo muy convincente. Las risas se repitieron, y cada vez se repitieron las miradas. Al tercero ya estaba yo medio fastidiado, pues no faltaba más que hallar alguien que se dedicara a jugar conmigo. De un tiempo para acá, me ha invadido una cruel cobardía que impide acercamientos cursis y trillados del tipo, estudias o trabajas; decidí hablarle en el receso de esta cátedra de 3 horas, aprovechando que las risas habían roto el témpano. Ella se levantó veloz, bajó las rampas y laberintos de Salmona y salió por la enorme puerta y no volvió.

Mi condición de asistente me alejó de la bella por tres semanas. Al volver, ella no vino. Luego coincidimos en la última clase antes de Semana Santa. Iba yo leyendo El Túnel de Ernesto Sábato, con más temor que ninguna otra cosa, pues el asombro se había quedado corto después de leer el primer capítulo. Antes de llegar al auditorio donde se haría la clase esa vez, alguien me haló del buzo: era ella, era ese encuentro que sin pedirlo a gritos, había llegado; era Maria Iribarne vestida de universitaria en un entallado pantalón de pana; era una señal, sin ninguna duda. Al fin nos presentamos y charlamos hasta el estorbo. Mi condición de asistente me alejó de la bella justo antes de la proyección y esa tarde, llovió.

Acto II

La Semana Santa pasó sin suspenso ni emociones fuertes. Más pareció una bofetada, una intromisión para los que no queríamos creer sino simplemente vivir. Ese jueves, en algún pasillo de aquel hermoso edificio, los estudiantes esperaban a la maestra. Cuando llegué me detuve en un muro de ladrillo que daba al patio interior, frente al ventanal del salón cerrado. Ella me índico con sus ojos que me acercara: la saludé. Hablamos un rato. Estaban con ella, un muchacho de aspecto demasiado conforme y pasivo para ser “algo” de una mujer que con solo hablar derribaría muros y otro, venido de la costa, con alguna debilidad por caer bien, sustentada en un puñado de malos chistes y bromas pasadas. No hubo clase ese día, yo no tenía en verdad nada más que hacer, estaba empezando un negocio y aprovechando la hora, decidí ir a almorzar a mi casa para volver en la tarde. Salimos juntos los cuatro: la bella, el conforme, el costeño y yo éramos casi la cuadrilla de la muerte con la mismísima pálida entre nosotros. En este momento mis planes se derrumbaban y se reconstruían a cada paso, quería terriblemente deshacerme de los 2 intrusos, pero uno de ellos siempre andaba del lado de ella, se sentaban juntos en el salón, llegaban al tiempo, se saludaban de beso pero jamás se demostraban amor incondicional, ya sea por temor, ya sea por pudor. El otro era un tipo que nos hacía reír y, seguro gracias a él, ella y yo nos habíamos reído juntos esa primera clase que nos vimos, en lados opuestos de la sala, antes de desaparecer: hay que ver cuan desagradables pueden ser quienes mejor llegan a hacerte sentir.

La buena charla se fue disipando, los silencios aumentaron y supe entonces lo que pasaba. Ella era asediada por tres buitres de rapiña, que se enfrentarían a muerte a punta de picotazos y garrazos, sería una batalla sin tregua, lo mas lejos de una franca lid; sería la lenta espera de ver quién caía último para abalanzarse sobre la tonta pálidez, como un buitre del desierto.

Decidí entonces alejarme. Esta cobardía no me permitiría quedarme y humillarme entre la estúpida y lenta charla de un conforme y un costeño, ambos asediando los labios de una mina. Aduje compromisos importantísimos y me despedí primero de ella, luego de los otros dos por mera cortesía y finalmente, tras una pausa, otra vez de ella. A la semana siguiente nos vimos en clase. Llegué antes que ella a propósito, quería medir su reacción al verme, quería jugar una versión romántica del perro que es disputado por un niño y un ciego con un pedazo de tocino en el bolsillo. Ella llegó y me saludo sonriente, la prueba la había ganado yo. Cuando empezó la clase, y dejamos de charlar, ella se puso en pie y se fue al lado del conforme, el perro me había engañado, simplemente se acerco meneando la cola, tembloroso, hasta percatarse que su sitio era otro. Oculté mi desconsuelo, al lado mío se sentó Marylin, y me deje envolver por su blanca figura y hablamos animadamente hasta despertar no se qué cosa en la tonta pálida. Marylin era una joven madre, de dulce sonrisa y maneras agradables como una mujer que está en constante flirteo.

No sé qué cosa, digo hoy; hoy el pasado es algo oscuro e indescifrable. Alguna vez hablamos de eso, ella contó su lado de la historia y yo no hallé mayor similitud con la mía, eran dos vidas distintas, dos historias opuestas vividas por las mismas personas en los mismos lugares y simultáneamente, o al menos eso creo o espero. Durante el receso la tonta pregunto por nuestra animada charla, le invité y se negó. Seguí charlando con Marylin hasta el final de la mañana y cuando la clase hubo terminado y salíamos de los recodos del edificio, la tonta se acercó a mí. Íbamos para el mismo lado; yo no, en verdad, pero me servía igual. Esperando el bus me dijo que le acompañara a almorzar y esa tarde llovió.

Acto III

Los meses pasaron y hubo charlas, por primera vez un edificio laberíntico nos perdió en un idilio que no tenía muchas ganas de… Salmona hizo esos techos y pasillos para que dos tontos nos perdiéramos, nos abrazáramos, nos miráramos de cerca casi hasta tocar los labios del otro, casi hasta enamorarnos, o tal vez, y muy rápidamente hasta mucho más allá del amor o tal vez solo un poco más acá del deseo. Hubo cerveza en las noches, hubo bailes, hubo llamadas sin respuesta y otras con respuesta, hubo apuestas enormes en manos perdidas, hubo una tarde en que no llovió y sus bragas rojas fueron todo el universo, su cadera morena, sus blandos senos, sus ojos negros y la ciudad lloraba nieve y no era parís, hubo frases desdichadas, dichas sin pensar, frases que prometían solo una locura sin sentido, solo un escape del tedio. Todo esto lo cuento porque hay cosas que no suelen pasar nunca, cosas que hoy no termino de entender ni quiero entenderlas, cosas que dan vueltas, que vuelven y tocan la puerta y huyen, que se van sin decir adiós: sus preguntas, sus futuros, sus promesas descaradas y su cadera en bragas, su cabello y ese aire de brisa, de sabana, de vida.

Aquella tarde acepté su invitación a almorzar, fuimos a su apartamento y cuando puse mi morral en la sala con su dulce voz dijo:

-No se acomode de a mucho que no estamos en mi apartamento-

-Ah no, entonces?

Donde mi novio, sentenció y un frio apocalíptico recorrió mi espalda y mis piernas y se quedó a vivir en mis pies. Pero nunca me negué a unos labios miserablemente dulces y siempre busqué una mujer tan puta como yo y no me importó y todo esto finalmente, para que mueras de envidia, sólo me pasó a mí.

Maria() opina: ¿pues qué te digo? Un poco “sobreadornada” para mi gusto… pero me pareció muy bueno el final.

Matilda califica: tres filetes.


El segundo invitado de hoy es el Sr. Bicho Raro, bloguero bogotano que hace poquito cumplió un año compartiéndonos sus confesiones.

ESTO SÓLO LE PASA AL SR. BICHO RARO

Buenas, que tal, por acá de sapo participando en concurso de la señora María(), y pues como cosas a todo el mundo le pasan pues yo no soy la excepción. Y entre varios chascarrillos que han ocurrido a lo largo de mi vida recuerdo uno que me marco, ya que se podría decir que fue la primera vez que sentí la misma sensación que siente el chavo y María cada vez que algo les pasa a ellos.

La historia se remonta a muchos años atrás, y tenía la tierna edad como de 6 años, recuerdo muy bien que era en época de vacaciones y me levanto mi mamá para decirme que me alistara rápido porque mi abuelita nos visitaba e íbamos a hacer unas diligencias con ella, me puse muy contento, y para ser sincero no fue por el amor fraternal que siempre me embargaba o por el deseo de compartir un rato con mi abuela, no, aunque parezca increíble ya a esa edad mi mente ya se había corrompido y lo único que me alegraba el corazón eran los regalos que siempre me traía y que podía pedir lo que quisiera.

Y dicho y hecho llego mi abuelita y el niño calmado, decente, pausado de siempre se transformo en un niño caprichoso, llorón y rebelde, mi mamá ya sabía de ese cambio de personalidad, pero la verdad no podía hacer nada ante los cuchicheos, y consentimientos de una abuela súper cariñosa y alcahueta, así que tubo que aguantarme, todo el tiempo así, hasta que por cosas del destino recibí mi castigo.

Íbamos por la calle, y pasamos al pie de una cafetería, y pensé “quiero una paleta”, estaba haciendo un frío horrible, e íbamos de afán pero no me importaba, quería mi paleta, así que le dije a mi mama, “mami dame paleta”, y ella me miro con cara de ”a este que le dio”, y me dijo “no vamos de afán”, y acto seguido me puse a llorar y hacer berrinche, tanto así, que mi abuela, muy tierna ella, me dijo, “ya no llores, vamos por la paleta que yo te la compro”, entramos a la panadería, pedimos una paleta, pero no conforme con eso, me dio por pedir una paleta que no había probado antes pero que no sabia como se llamaba (si lo acepto de chiquito era un poquito mamón), e hicimos sacar casi todas las paletas del congelador al señor panadero, al final solo quedaba una y yo dije “quiero esa”.

La paleta era de un sabor que no había probado, de guanábana, la compramos y salimos, nos montamos en un taxi, y yo contento con mi conquista destape la paleta y me la metí a la boca, uhhhhh que sabor tan desabrido, sabia a hielo, yo pensé “ese sabor no me gusto debe estar muy fría”, pero aun así seguí comiéndomela, llegamos a nuestro destino, y la berraca paleta seguía sabiendo igual, entonces le dije a mi mama, “Mami esta paleta no me gusta”, y mi mama me dijo “No, todo lo que molestaste, mas bien cométela o tu abuela no te vuelve a gastar nada”, ante eso, una posible disminución de regalos y cuchicheos de parte de la abuela, no tuve más remedio que seguir comiéndomela, y chupe y chupe, una hora después, la berraca paleta seguía igual, “ahhh ya me canse, mejor la muerdo”, pensé, pero estaba durísima, seguí intentando y me empezaron a doler los dientes, y nada.

Que maldición, le dije de nuevo a mi mama y ella al ver la paleta igual de una hora y media entonces la coge y la muerde, y me mira como diciendo “este chino berraco tenia razón, esta paleta esta herionda”, cuando de repente suelta una carcajada, en frente mío, mi abuelita al ver el ataque de risa de mi mama, le pregunta que pasa, entonces mi mama le muestra la paleta y luego algo en la pared, mi abuela también la prueba, mira la paleta, mira la pared, me mira a mi, mira a mi mama, y se totea también de la risa, y yo sin entender me puse a llorar.

Ahora se imaginaran el cuadro: señora de edad totiada de la risa con paleta en la mano, señora joven riendo a mas no poder, y niño chiquito y caprichoso llorando sin entender un carajo, lo peor de todo fue cuando mi mama ya calmada, me acerca a la pared y me muestra un afiche que decía que había una promoción de una paleta para hacer una nave espacial, y lo peor de todo es que me explica que yo me estaba comiendo era la nave espacial de la promoción que viene en forma de paleta y que esta hecha de cera.

Definitivamente Dios no pega ni con palo ni con rejo, no volví a hacer berrinches en la calle, y la paleta sigue en la casa, sin derretirse y sin saber a guanábana ni saber a nada, eso de tratar de comerse una paleta de cera, tratar de encontrarle el sabor a guanábana y que la mama y la abuela se le rían en la cara de uno, y uno sin entender un carajo, solo me pasa a mi.

Maria() opina: ¡¡no te creo!! No, es que no es posible, esa no me pasa ni a mí. Pierdes puntos por varias tildes que brillan por su ausencia… y por ponerle tilde a mi nombre ¬¬

Matilda califica: tres filetes y medio.

Bueno, es todo por hoy. Esperen en la próxima cosecha semana, la siguiente entrega del concurso. A ver si le retomamos el ritmo a esta vaina. Besos a todos mis Julius.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 11:27 p. m. | 11 Infelices comentarios
martes, 15 de julio de 2008
Segunda entrega
Estoy requedada con el concurso, creo que voy a tener que extenderlo más allá de las vacaciones, o hasta que termine de publicar todas las historias que me han ido llegando... a propósito: gracias mil a todos los Julius, sin susmercedes este concurso sería uno más de mis ridículos :)

La primera historia de hoy es de la doctora Beatrix, del blog Sabana al Occidente. La señorita se fue de creativa y por primera vez en las dos temporadas, tenemos una historia con dibujito propio.

ESTO SÓLO LE PASA A BEATIX

Un día en mi época de rural en Tolú, estaba de turno en urgencias cuando llegó una señora alta de pelo rizado y piel negra:
- Doctora es que tengo un flujo.
Eso no era una urgencia, pero ya la vida me había demostrado que:
  1. Casi nadie tiene la suficiente paciencia ni el tiempo para levantarse a las 4 am a apartar el ficho de consulta externa.
  2. La gente en Tolú es en extremo peleona y esta señora podría haberme cogido de los pelos sino la atendía.
Además el turno estaba suave y la sala de observación sola (algo muy raro, debo admitir). La hice pasar al consultorio de gineco para hacerle un tacto vaginal, supongo que varios no habrán entrado jamás a uno: la camilla es más corta cosa que las nalgas queden en al punta, tiene unos estribos donde la mujer puede apoyar las piernas de tal forma que la vagina quede expuesta (bastante técnico, lo se), el hecho es que en un afán estupido de ahorrar tiempo (¿para qué? nadie me esperaba afuera!) me fui sentando en el banquito que va enfrente de la zona a explorar al tiempo que ella se iba acomodando, cuando la señora termina de acomodarse y yo termino de poner mi cara frente a la puerta de salida de su intestino lo oigo:

- prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

Que peo más largo y sonoro.

- Doctora, que pena.
- Tranquila doña, ya me pió la cara, sigamos- respondí yo aburrida detrás de una nube gris…Maria opina: me gustó la historia muy graciosa... pero no eran necesarios tantos detalles desagrables, bueno, sí eran necesarios pero siguen siendo desagradables :P

Matilda califica: cuatro filetes.

Por otro lado, tenemos a Jacko, del blog Hotnews. Hay un problema: si que Jacko se ganara la GoldenChocoPola rechazaría la mitad del premio, al niño no le gusta tomar. ¿Qué dices Matilda? ¿que te ofreces a recibir la pola?, ahh bueno, una vez superado el inconveniente los dejo con...

ESTO SÓLO LE PASA A JACKO

Mucho gusto queridos lectores prestados, supongo que la dueña y señora del blog hará las presentaciones, entre otras cosas, me alegra participar en esta edición del concurso, pues en la anterior no encontré relato pa’ mandar.

Y la historia dice así…

La noche de la criatura de las sombras

Era una noche como cualquier otra, el silencio reinaba en aquel hogar mientras el joven (léase yo) trataba de conciliar el sueño en su cama, la oscuridad era apenas parcial, tenues rayos de luz de luna iluminaban un poco la habitación, la más oscura de la casa durante el día, pero por mucho a la que se filtraba más luz en la noche.

Entre una y otra divagación sin sentido, sus oídos pudieron captar un pequeño ruido, al que al principio no le dio importancia, pensando en que podrían ser los vecinos, el gato que se pasea por el tejado (como odio a ese condenado gato) o simplemente el crujir nocturno de toda casa.

Al rato volvió a oír el ruidito, esta vez un poco más fuerte, un poco más cerca, (lo describo como deslizar un dedo por un pedazo de plástico, inténtelo con el teclado o el marco del monitor, tal vez no suena muy duro, pero en el silencio de la noche, pues…) y ahí le entro la paranoia.

Se quedo inmóvil, tratando de no hacer ningún ruido, para poder escuchar de donde venia el sonido, nada.

Olvidando el ruido, el joven volvió a intentar dormir, pero en ese momento, el ruido sonó muy fuerte, sin duda adentro de la casa, el joven quedo sentado en su cama en un solo movimiento ¿Qué había sido eso?

Aguzo el oído nuevamente, el ruido se movía, cada vez más largo, cada vez más fuerte, pero aun con la luz azul de la noche, no se podía ver nada.

El joven empezó a ponerse nervioso, el ruido se oía adentro del cuarto, el joven sudaba frio, ¡EL RUIDO SE OÍA A LOS PIES DE LA CAMA!...

Rápidamente el joven se levanto, y encendió la luz, pensando que vería algún tipo de animal encima de la colcha de su cama, no había nada, lo único que vio fue el pantalón de sudadera que hacia unas horas había dejado en la baranda de la cama, acabar de deslizarse al piso, produciendo por última vez el ruido infernal…

Bueno, ese fue mi relato, la historia de uno de los sustos más h&%@*p!”/$ que me haya pegado yo en la vida. Muchas gracias por la atención, y que gane el más cobarde mejor.

Maria opina: tengo que decir que esa historia, aunque buena, es mucho mejor cuando la cuentas en vivo.

Matilda califica: tres filetes y medio.



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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 6:21 p. m. | 18 Infelices comentarios
miércoles, 9 de julio de 2008
Primera entrega
Qué pena la demora, había dicho que iba a publicar las primeras dos historias el fin de semana pasado, pero como saben estoy de vacaciones, y en esta casa conseguir una horita de internet es un trámite más demorado que el de la visa gringa.

En fin, a lo que vinimos. La participante más puntual de esta temporada me envió su historia hace más de una semana. Con ustedes, desde Hungría... no, esperen, desde Costa Rica... perdón, desde Medellín. O bueno, desde algún lugar de este mundo, la señorita Medea.

ESTO SÓLO LE PASA A MEDEA

Pues esta historia no es sólo mía, también tiene que ver con alguien a quien le fue aún peor que a mi... a Catirestrepo de "cosas del alma".

Todo comenzó regresando de Hungría, cuando en la escala de Frankfurt vimos que el vuelo estaba atrasado una hora. Una hora y media después, el vuelo ya estaba atrasado 4 horas. Los que veníamos para Colombia y los que iban para Quito, Ecuador estuvimos haciendo fila en el aeropuerto de Caracas para ver qué iban a hacer con nosotros. Nadie sabía nada, como que la ineptitud se repartía, la chica del counter nos quitó nuestros tiquetes y nos entregó un recibo, para agarrar el vuelo al día siguiente. Nos pusieron en una lista y Catalina faltaba. Avisamos y nos dijeron: "eso no importa, arréglenlo después". Después fue que nos fuimos al hotel para dormir 2 horas antes que nos despertaran a las 3am para el vuelo de las 6.

Al llegar al aeropuerto en Caracas, destino que NADIE escogió por voluntad propia, nos han cobrado impuesto de salida, no había nadie de Lufthansa para hacernos pasar "por un ladito" como estábamos sugiriendo. Nada, paguen 80 USD por no tener una opción de quedarnos a pasar la noche en el aeropuerto: esta opción no se nos mencionó. Al final resulta que el recibo que nos dieron a cambio del tiquete no servía de nada, y sin tiquete no podíamos entrar. Catalina, por no estar en la lista, tenía que esperar para contactar a alguien de Lufthansa, pero ellos llegaban sólo a las 12 mediodía, así que perdió el vuelo. Y la bruta del counter preguntó que si se lo pasaba a las 10 el vuelo, como si las 10 fueran después de las 12. Ahora queda esperar...

Esperemos que todo resulte bien.

Maria() opina: un poco enredada la historia, tuve que leerla un par de veces para entender.

Matilda califica: tres filetes y medio.
La segunda historia de hoy pertenece a la Angelita más Perversita de la blogocosa. Esta mujer es un hit, escribe del carajo y no tiene pelos en la lengua (los dedos, si vamos a ser precisos).

ESTO SÓLO LE PASA A ANGELITA PERVERSITA

Hace más o menos tres años, cuando ya me había graduado de la U y estaba "lejos" de las locuras juveniles, salí a departir alegremente con mi amiga "X" al calor de unas politas. Una pola llevo a la otra y a eso de las 2 de la mañana ya estaba yo más ebria que Sir Winston Churchill. Los gritos de "hijueputa, china, yo a usted la quieggggrrrrroooo, mmmjueputa" iban y venían de un lado al otro de la mesa y mi sexy andar se había convertido ya en un tambaleo más parecido a la cojera de Alerta que a la pasarela de Tyra Banks. A las tres de la mañana tuve a bien recordar que a las siete de la mañana debía yo estar dictando clase. Dada la angustia y el ataque de responsabilidad que me invadía decidimos tomar un taxi hacia mi casa, lugar que no es conocido por su hospitalidad dado que mi padrastro (a.k.a. Gargamel) se caracteriza por hacer cara de culo a cualquier persona relacionada conmigo, e incluso a "migo" misma en horario 24/7; sin embargo, a pesar del aciago destino que parecía esperarnos en mi morada, era menester que yo llegara a dormir por lo menos dos horas y me lavara la boca con AJAX para poder combatir el tufo tan g**o**ea que se había apoderado de mi delicado aliento. Al estar viviendo en casa de mi madre, las condiciones de supervivencia del rumbero se reducen al mínimo: Doña Liz es una mujer que cerraba la puerta a las 10 de la noche y de esas a las que puede irles a golpear hasta el Papa pero no abren; por otro lado, en aquel momento, no había empleada de servicio en mi casa por lo que en caso de llegar tarde debía uno resignarse a dormir en la caseta de Danilo (el cela).

Cuál no sería mi ira e intenso dolor al pagar el taxi y darme cuenta de que: 1) junte mis últimas monedas y por consiguiente no tenía plata para el bus del día siguiente (de las tres horas siguientes) y 2) (...suena fanfarria)...¡Había botado las "gonomamacarboescrotofias" llaves de la casa!... Calma, calma que no panda el cúnico... decía entre recurrentes llamado a Hugo mi compañera de desdicha...(le entrada de mi casa quedó linda)...

Al conocer la furia de mi madre (a.k.a Medea) decidí arriesgarme a timbrar, lanzar piedras a la ventana de mi hermano, gritar, cojer a pata la puerta... todos mis llamados se perdieron en el silencio de la madrugada. Creo que alcanzamos a echar un motoso de 20 mins sentadas en la entrada...Hasta que a las 4:30 a.m. a "X" y a mí se nos ocurrió la mejor de las ideas... "¡Uy! y si escalamos la fachada de la casa hasta el alero del segundo piso y nos metemos por la ventana del cuarto de mi hermano y le golpeamos hasta que nos deje entrar... ¡esssssssselente!"... Decididas, nos aproximamos a la ventana de la casa: Primero había que lograr encaramarse en el alero y para eso hay que trepar por el ventanal externo de la cocina, por el jardín. Pues he alzado yo a mi amiga y se ha montado ella en la ventana... escuchamos un ruido y mi reacción natural fue, claro, salir corriendo y dejarla trepada, colgando del marco de la ventana. Lo que ella vió fue una sombra enorme que pegó un grito de horror y con una escoba le pegó a la ventana; yo, al haber corrido hasta el otro extremo del andén, tuve la oportunidad de ver la espectacular caída desde ese alero de mi amiga que rompió con el coxis una matera enorme del jardín, magulló un ladrillo con la cabeza, rompió la ventana con el pie, y se tiró una enredadera con el tobillo... el monstruo de la escoba era mi madre, por supuesto. Mi señora madre abrió la puerta con la exclamación "éntrese ya" y cerró la puerta sin percatarse de que amiga estaba afuera... luego de a respectiva cachetada, salí a entrarla. Finalmente, cuando mi madre nos empezó a hablar, un llamado a Hugo por parte de mi amiga se hizo sentir en el medio de la conversación. La cosa no pasó a mayores para mi amiga "X" quien solamente se esguinzó el tobillo: a mí me tocó bañarme de inmediato, y así ebria como estaba, recoger la matera, limpiar la entrada de la casa y pensar en dónde putas iba yo a conseguir un vidiriero que arreglara la ventana de la cocina a esa hora...

No está demás decir que al llegar a trabajar, no hubo clase, sino una reunión de profesores "sorpresa" a la que llegué bañada en perfume, con gafas oscuras (a las 7 de la mañana y en medio de un aguacero impresionante) y luego de haberme tomado un litro de Listerine (que por supuesto, no funciono)... (¡Ah! y claro, Danilo -el cela- me prestó para coger un taxi porque en mi estado no sabía ni donde tenía que coger el bus)

Ahora sí... "Esto sólo me pasa a mí"... Por eso cuando voy a tomar ¡no entrego las llaves! (de mi casa)...

Si no me gano el GoldenChocoPola, mi rehabilitación no habrá tenido sentido...

Maria() opina: excelente historia, muy bien contada. Lo único que tengo para criticar es el exceso de puntos suspensivos.

Matilda califica: Cuatro filetes y medio.

Si quieren participar, deben enviarme sus historias al correo proximacosecha@gmail.com En este momento tengo tres participaciones en espera, a ver si las publico esta semana.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 5:01 p. m. | 11 Infelices comentarios
martes, 1 de julio de 2008
Esto sólo le pasa a Julius: segunda temporada

Bueno pues, no más Campus Party y no más ñoñadas, me declaro oficialmente en vacaciones totales.

Por lo tanto es hora de abrir la segunda temporada del concurso más chichipato de la blogocosa. Alegraos pequeños, ya está aquí “Esto sólo le pasa a Julius 2008”. Para los que recién llegan: la idea es que ustedes, los lectores, participen enviando las historias de lo que sólo les ha pasado a ustedes.

Y para que no digan que soy tacaña, vamos a aumentar el premio. El año pasado el ganador recibió El Chocoramo de Oro, ésta vez el preciado trofeo consistirá en Chocoramo de Oro + Cerveza, combinación campeona que fue degustada y aprobada durante la ceremonia de premiación de la primera temporada.*


Objetivos:

- Demostrar que “esto no sólo le pasa a Maria()”, que todos tenemos nuestros totazos de mala suerte y podemos burlarnos de nosotros mismos.

- Descansar de mi blog, que ustedes hagan el trabajo por mí porque ya no se me ocurre ninguna idea… nooo, ¡qué va! Todavía me queda mucha cuerda, durante lo que dure el concurso voy a seguir posteando con normalidad.

Las bases del concurso:

- Los participantes, bloggers o no bloggers, deben enviar sus historias al correo proximacosecha@gmail.com

- Cada semana se publicarán dos o más historias, y Matilda les dará una calificación sobre cinco filetes.

¡Volví! meow.

- Al final de las vacaciones, el respetable público tendrá la oportunidad de votar por su historia favorita. Cada voto y cada filete asignado por Matilda suman un punto, el o la Julius que tenga más puntos ganará la GoldenChocoPola** y los demás pueden irse a llorar en un rincón.


No se aceptan:

- Textos con mala ortografía. Por favor, el corrector de Word es tu amigo.

- “Las de vaqueros”, la historia tiene que ser real.

- Historias kilométricas. Favor no sentarse en la palabra, gracias.

.

Y ya, espero que se animen a compartir sus historias.


Aplican condiciones y restricciones. El premio está libre de impuestos por ganancia ocasional. Leer indicaciones y contraindicaciones al respaldo. Supervisado por la Próxima Cosecha.


* El premio no incluye gastos de envío. Esta servidora se compromete a tomarse la cerveza con el Julius ganador, siempre y cuando las condiciones geográficas lo permitan. Mejor dicho, si sumercé vive al otro lado del mundo, ¡PailaCandongaArete!
** Mmm, buen nombre, listo, ya quedó bautizado el súper premio :)

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 12:42 a. m. | 17 Infelices comentarios
lunes, 28 de enero de 2008
La Blogocosa: un lugar feliz
Y es que cualquier diez de febrero a una niña como yo le da por abrir un blog y empieza a contar esas cosas que sólo le pasan a ella. Días después alguien la visita y le gusta lo que lee, y le da por linkearla. Es así como de la nada comienzan a aparecer lectores.

Y sin darse cuenta, la niña ésta comienza a conocer muchos blogs interesantes y lo mejor de todo: la gente detrás de los post.

Y de un momento a otro ya tiene unos treinta bloggers en el messenger y ha podido conocer a algunos personalmente.

¿Pero en qué momento se da cuenta que la Blogocosa es en realidad un lugar muy feliz?

1) Una bloguera está de compras en un centro comercial en Washington DC, y al ver esta imagen piensa en la niña en cuestión y se la envía diciendo “tan pronto lo ví me acordé de vos.”

¡Mil gracias Comadre! en el próximo concurso de “esto sólo le pasa a Julius” el ganador no sólo se hará merecedor del Chocoramo de Oro, también recibirá el título de “Orange Julius”.

2) Otro bloguero muy querido y con excelentes contactos recibe en exclusiva una foto de cierto motociclista colombiano. De inmediato recuerda la enfermiza obsesión afición de esta niña por el tipo y le manda la foto. Eso sí, con cláusula de confidencialidad, así que no sé si en este momento estoy autorizada a publicar la foto. Pensándolo bien, aunque pudiera, no la voy a compartir con las fanáticas inferiores a mí que llegan por acá googleando su nombre.


Muéranse de envidia tontas

Muchísimas gracias Jonathan, haz hecho feliz a una bloguera.

Ya se me alborotó el cursi, pero es que ustedes dos no saben cómo me alegraron esas fotos, más allá de la imagen con el apodo de mis lectores o mi amor platónico, me hizo sonreír el hecho de que pensaran en mí al verlas y me las hicieran llegar.

Nuevamente, muchas gracias.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 12:58 a. m. | 12 Infelices comentarios
martes, 2 de octubre de 2007
Gran ceremonia de entrega del Chocoramo de Oro
Hay ciertos Pendiolos por ahí que dicen que en la Próxima Cosecha no se entregan los premios de nuestros súper concursos. Para demostrar que eso no es cierto hoy les tengo en exclusiva las fotos de la gran ceremonia de premiación del concurso “Esto sólo le pasa a Julius 2007”, evento que se llevó a cabo el pasado 20 de septiembre en un bar de la ciudad de Bogotá D.C.


Fueron muy pocos los invitados a tan excepcional celebración, también llamada Post-Foforro Bloguero Internacional. Supongo que la foto la tomó la señorita Perversita porque es la única que no aparece.

Después de unas cuantas cervezas llegó el momento más esperado por todos, bueno, por Andrés, que gracias a su historia de las menudencias fue el feliz ganador del codiciado Chocoramo de Oro.

Silencio por favor, muchas gracias. Nos hemos reunido esta noche, entre otras cosas para hacer entrega del mejor premio en la historia de los concursos blogueros, tengo el honor de presentarles a Andrés Felipe, de “La Música no tiene la Culpa”, quien se ha hecho merecedor del GoldenChocoramo.


- Gracias Maria(), ejem, no sé qué decir, es el momento más feliz de mi existencia. Quiero agradecer a mi mamita, a Dios, al busetero y al señor de la chaqueta de cuero… (Suelte a ver carajo, ¡déme mi Choco!)
- De parte de todo el equipo de la Próxima Cosecha: felicitaciones Andrés, gracias por compartir tu historia con nosotros. (¡ja!, ni crea que se lo voy a dar pa’ que se lo coma solito)

Los presentes explotan en aplausos y ovaciones al joven Julius y finalmente el premio llega a sus manos.


- ¿Esto no más? Nooo, marica, mis menudencias valen mucho más que esto.
- (Agradezca que no le di cien puntos o una Fruna, mijitico)...



Por ultimo la foto para el recuerdo (una en la que saliéramos decentes ole), pero nunca falta el agregado que se quiere colar en la foto, y es que todos quieren figurar en mi blog, pffft.

Minutos más tarde le dimos de baja al Chocoramo y lo pasamos con cerveza, qué combinación tan poderosa. Andrés, tan querido él, le mandó un pedacito de su premio a la presidenta del jurado del concurso, que por motivos de fuerza mayor (no dejaban entrar animales al bar) no pudo asistir a la ceremonia, a propósito, que Matilda te manda a decir que “miau”.

PD: ¿por qué será que cuando no tengo computador es cuando más me da por escribir?

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 5:35 p. m. | 12 Infelices comentarios
domingo, 19 de agosto de 2007
Ande güinerís…
Han pasado casi dos meses desde que propuse mi intento de concurso, y la respuesta de mis Julius realmente me sorprendió. Me alegró mucho recibir las historias de diez lectores, a quienes nuevamente les agradezco por haber participado, hacernos reír y compartir esas experiencias de lo que sólo les pasó a ellos.

Pero bueno, no más introducción, a lo que vinimos: entregar el Chocorramo* de Oro que todos quieren tener. En cierta forma todos ganaron, pero en otra forma más específica sólo hay un ganador y los demás son unos perdedores**. Así que aquí están los puntajes correspondientes a la suma de los votos de los lectores y los filetes asignados por Matilda.


Giugis = 3.0

Juan Guillermo = 3.5

Juan Holms = 4.0

Dani = 4.0

Evelio = 5.0

La Encargada = 6.5

Webargas = 7.5

Mi Juan = 7.5

Largo = 9.0

Antes de anunciar el gran ganador de “Esto sólo le pasa a Julius 2007”, Matilda y yo hemos decidido entregar un premio de consolación. Así que todos ustedes perdedores no-ganadores se han hecho merecedores de…


Un beso y un abrazo y un golpe en el calabazo.


Los cuales serán entregados de la siguiente manera: cada uno debe escoger a la persona que deseen que les entregue su premio, acercarse a la persona y decirle:

“Oye, yo fui finalista de “Esto sólo le pasa a Julius 2007”, dame mi premio por favor”

Nota: Las organizadoras del concurso no se hacen responsables por la reacción de la persona seleccionada.
Todos pueden escoger al que quieran, a excepción de mi Juan que sólo podrá hacer e
fectivo su premio con la dueña de este blog.

Y ahora sí, a lo que te truje***:

Ande Golden Chocoramo gostuuu…


Andrés Felipe, de “La música no tiene la culpa”, con un total de 11.5 puntos. Recordemos su chiste****:

Cuenta el corresponsal que un buen día iba en un bus tetiado de gente cuando su compañero de asiento sacó de su chaqueta de cuero una bolsa de menudencias de pollo que devoró y lamió a su lado con el mayor de los gustos.

¡De verdad eso sólo le pasa a Andrés! Por su valentía al soportar el festín busetero y por la forma en que nos contó la anécdota tiene más que merecido su Chocoramo.

No pude conseguir una imagen más grande.

A nuestro feliz ganador se le solicita ponerse en contacto con las organizadoras (proximacosecha@gmail.com) para acordar los detalles de la entr

ega de su premio.

Gracias a todos los que participaron, leyeron y votaron. El gran concurso “Esto sólo le pasa a Julius” regresará en la próxima cosecha.


* Dato curioso: acabo de descubrir que no se escribe Chocorramo sino Chocoramo, ahí perdonarán la ignorancia…
** Plagiado y parafraseado de los Simpson (creo).
*** Plagiado de los Simpson, de este sí estoy segura.

**** Al mejor estilo de Sábados Felices.


PD: entrada número 100, ¿de dónde me salen tantas ma ricadas pa' escribir?


¡Update!

Las organizadoras de este concurso son tan tacañas y faltas de iniciativa que el ganador se vio obligado a diseñar su propio dibujo conmemorando este gran acontecimiento...

La verdad es que Andrés está que no se la cree. La entrega del Chocoramo sigue en negociaciones, lo más probable es que se haga en la próxima cosecha ;)

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 1:02 p. m. | 11 Infelices comentarios
martes, 14 de agosto de 2007
Quinta (y ahora sí última) entrega
Pues sí, resulta que como todo buen colombiano, a mister Luis Largo le dio por mandar su historia al día siguiente del cierre dizque oficial de mi dizque concurso. No lo culpo, como acabo de decir así somos los colombianos, de hecho en este momento yo no debería andar en estas sino leyendo las fotocopias de ciencia de materiales, equilibrio de fases y fenómenos de transporte (pinta bueno este semestre oiga) que son para mañana, pero aquí estoy, publicando la historia de Largo para que pueda participar por el preciado Chocorramo. Ojalá que no se lo gane porque me sale un más o menos caro el envío hasta “El Mundo de Largo”.

LÄRGÖ

Antes de iniciar quiero aclarar que nunca me he considerado un tipo violento ni nada por el estilo, nunca me he dado en “la jeta” con nadie y cuando ha habido bonches1 yo siempre soy el que me escapo de una, es decir, que nunca esperen que revire por alguien, porque simplemente NO lo voy a hacer.

Transcurría el año de 1995 y me encontraba prestando servicio militar obligatorio, yo trabajaba en un Distrito Militar y nos tocaba hacer el proceso de reclutamiento para colegios y “salir a reclutar” a los no bachilleres o lo que se conoce como soldados regulares.

Cada distrito tiene un área definida, así dos distritos no atacan un mismo punto. Nuestra área eran los municipios al occidente de Bogotá, desde Madrid, Mosquera, Funza, Subachoque, Faca, Alban, La Vega, Villeta, hasta llegar al Rio Magdalena por los lados de San Juan de Rio Seco y Cambao. (si, estuve en muchos de esos pueblo vistiendo uniforme . . . creo que hoy día ni me atrevería).

No nos daban armamento porque estábamos en reclutamiento, no en combate, eso me gustaba porque mantener un fusil limpio es una mamera2, especialmente cuando teníamos otras tareas por realizar, además uno nunca sabe con que loco le toca a uno que se le dispare le descargué a uno toda la munición (muchas historias se han contado).

Un domingo en la tarde nos llevaron a Funza a hacer reclutamiento, éramos como 8 y nos dividieron en parejas (parejas de a dos je je je). Salimos a reclutar gente, en lo personal no me gustaba preguntarle a nadie por los papeles y menos tener que llevarme a alguien, especialmente porque muchos de los que se llevan son gente trabajadora que contribuyen al mantenimiento de un hogar. Pero pues teníamos nuestras cuotas y si no me cargaba a nadie, pues me jodian a mi . . . así que era estar entre la espada y la pared (between a rock and a hard place).

Este día salí con mi compañero, no es por menospreciar la gente, pero el tipo era de un ñero3 subido, de esos que usan el “teni” adidas y le amarran únicamente los cordones al las tres primeras parejas de agujeros y le sacan la “lengua” al “teni” “y que tales”. Este mancito era más tropelero4 yo y las conversaciones con sus “lanzas5 eran de los tropeles en los que habían estado.

Entre ires y venires, le pedimos papeles a un tipo que resultó estar más prendido que arbolito de navidad. El tipo nos dijo que no lo jodieramos que el era soldado de contraguerrilla que esto y lo otro, pero nos lo dijo en un tono alzado, así que le insistimos con los papeles . . . al fin de cuentas mientras el tipo no se identifique nosotros teníamos la autoridad de pedirle papeles . . . insistimos e insistimos . . . hasta que en ese momento vi que el tipo se levanto la camiseta, se le vio la cacha6 de una pistola y su mano iba en camino a agarrarla.

En instrucción militar nos habían enseñado como desarmar una persona que llevara una pistola en el cinto, así que yo cual “Juan Claudio Ven Dame” me disponía a darle una patada y desarmarlo (de esas que uno pegaba jugando spartan-X).

Cuando ya me iba a impulsar a darle el patadon y buscar respaldo de mi compañero, me di cuenta que este ya estaba a dos cuadras de distancia corriendo como alma que lleva al diablo.

Al verme en esta situación, en pensar que me faltaba UNA semana para la mocha7, mis instintos de gallina ganaron y salí corriendo detrás de el, yo que soy re-malo corriendo en un momentito ya le había agarrado media cuadra de distancia a mi compañero (el me llevaba dos). Después de eso y cagados del susto le dimos la vuelta al pueblo para poder volver a nuestro sitio de encuentro, eso si, cruzábamos cada esquina como si nos estuviera siguiendo un ejercito entero y saltábamos de poste en poste.

Cuando llegamos a nuestro punto de encuentro (estación de policía) cual sería nuestra sorpresa al descubrir que la misma gente había llamado diciendo que este tipin había sacado a correr a dos soldaditos. Así que uno de mis compañeros salio a rescate y ya tenían al tipin en la estación de policía, mi otro compañero lo tenia agarrado de las mechas y claro . . . ya lo había desarmado con lo que resulto ser una pistola de PLÁSTICO.

Claro . . . quienes eran los DOS únicos perdidos???? Y que nos habían sacado a correr con una pistola de PLÁSTICO???? . . . . muchas . . . %$^&evas tan grandes !!!

En fin . . . me pude haber lanzado y patear al tipo y ganarme mi minuto de fama al haberlo enfrentado valientemente . . . pero yo siempre he creído que es mejor que digan: Acá corrió un cobarde y no acá murió un valiente!!!!

PS. Esta historia creo que nunca se la conté a mi mamá, no por pena, sino de pensar que pudo ser MÁS real ¡!!

1. Pelea.
2. Tedioso.
3. Ordinario, busca pleitos, no sofisticado

4. Busca pleitos
5.
Compañeros en el ejército
6.
Donde se agarra la pistola
7. Salida del ejército

Maria() opina: vos lo has dicho: ¡muchas %$^&evas! Jajaja, mentiras que yo hubiera salido corriendo de primera, pero ya sabemos lo buen soldado que eras ;)

Esperemos que la mamá de Largo no lea mi blog...

Matilda califica: cuatro filetes.



Ahora sí aúllen, lloren y pataleen porque ya no recibo más historias, he dicho.

Las votaciones siguen hasta el domingo, voten Julius que esto se puso bueno, en este momento tenemos un triple empate.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 7:31 p. m. | 5 Infelices comentarios
lunes, 13 de agosto de 2007
Cuarta y última entrega
Sí, yo sé, me demoré mucho tiempo para publicar la cuarta entrega de “Esto sólo le pasa a Julius”, mis disculpas a todos, en especial a los dos participantes de hoy, dos lectores no-blogueros que decidieron compartir sus historias conmigo y con mis Julius.

La primera historia es de Juan Guillermo, es muy poco lo que les puedo decir de él, aparte de que le gusta mi blog y el del señor Patton y que es el único participante que afirma no ambicionar el codiciado Chocorramo de Oro que Matilda y yo ofrecemos como premio.

SIN TÍTULO

Mi historia comienza un día de universitario (hace ya como dieciocho años), cuando los señores del clima pronosticaron que iba a ser el ultimo eclipse de luna (y que por cierto lo fue), nos fuimos con los compañeros de la U, a verlo, y quedamos de encontrarnos en un lugar cerca de acá de Medellín, en lo que hace años se llamaba el peñasco… Resulta que ellos salieron antes que nosotros a comprar el "guaro", y nosotros íbamos a recoger un amigo, el asunto es que nosotros pensábamos que íbamos a llegar primero que ellos, entonces decidimos esperarlos cerca al lugar de destino, pero como no llegaban, entonces optamos por regresarnos a buscarlos… Pero por esas cosas de la vida (prenda, o borrachera dirán otros)...= nos estrellamos…. Le boté las dos puertas derechas al carro (a un Renault 6 modelo 79 en esa época), y cuando yo reaccioné después del choque... no estaban ni la puerta de atrás ni mi amigo que estaba justo al lado de esa puerta… volteé a mirar, y la puerta delantera izquierda estaba abierta, entonces traté de cerrarla, pero al hacerlo… SE CAYO!!! Así que estaba sin dos puertas, y sin mi amigo… Salgo a buscarlo, y como a 50 metros lo encuentro inconsciente y echando sangre por la frente!!!! Yo lo llamaba, le pedía que me respondiera, pero no reaccionaba, pensé que estaba muerto, así que en medio de mi prenda (léase BORRACHERA!!!!), salí a pedir ayuda a los carros que bajaban… imagínense mi desespero!!! Cual no sería mi sorpresa, cuando en medio de mi angustia…. Volteo a ver, e imagínense lo que veo… A mi amigo, el que supuestamente estaba muerto… pidiendo ayuda conmigo!!!! Yo le dije: pero que estas haciendo?? Y el me responde: pero no estamos pidiendo ayuda??, y yo le digo: "pero no estabas muerto" Y el me dice: No , a mi no me pasó nada… entonces lo que hacemos es buscarle las puertas al carro, y salir para Medellín a buscar ayuda… lo que paso después se los contare luego, pero esto es para decir:: "Esto solo me pasa a mi"….

Un saludo Maria, me encanta tu blog…

Juan Guillermo…




Maria() opina: Jajaja, sólo te pasa a vos, es que terminar pidiendo ayuda con el muerto, la prenda debía ser muuuy seria jeje.

Matilda califica: Tres filetes y medio.


La segunda historia, y la última de esta temporada es de Evelio, un fan enamorado (de Matilda supongo) que me escribe desde Venezuela. Nos internacionalizamos, ¡pa’ que vean!

LA PAMPLONA DE LOS ANDES VENEZOLANOS

Táriba estado Táchira, Venezuela, Transcurría el año de 1.999, mes de agosto para ser mas exactos, en vísperas ya del nuevo milenio se nos ha ocurrido la brillante idea a mi partner del alma (léase compadre) y a mi de participar en un evento no muy propio de los tiempos modernos… “Los encierros taurinos en plena calle en la Feria de la Virgen Sagrada de la Consolación de Táriba en el Torbes”

No me jodan, que vaina tan buena es sentirse perseguido por animales de alrededor de 400 kilos que embisten y tratan de pisotearte, cornearte, violarte y si pueden mentarte la madre, que sensación tan hijueputa (Soy Veneco pero aquí se pega el hijueputa) sentir como el corazón bombea a razón de 2789 lts/seg o lo que es igual a 2.756 latidos por minuto (tal vez la cantidad de etílico en la sangre tenga que ver algo en esto) mientras brincas, saltas o te encaramas para que el dichoso animalito no pruebe el filo de sus pitones en tus maltrechas nalgas.

¡Señores que sensación tan berraca (me estoy cachaquizando) el sentirse vivo!

Todo fino, todo chévere, varios días entre carreras y tragos hasta aquel sábado 21 de agosto. Algo presentían mis nalgas, estaban más unidas que de costumbre, presagiaban que algo querría incrustarse entre ellas. Es que mis nalgas fueron mis antenitas de vinil detectando la presencia de aquel enemigo.

Recuerdo como si fuera hoy aquella tarde, veo salir el toro, es de casta aunque luce manso, sus embestidas no son de mayor fuerza, examina bien su entorno como administrando sus fuerzas para lo que se vendría luego, un par de carreras largas y se detiene, aparentemente renuente a cualquier intento de provocar embestidas por parte de los pseudo-toreros-coleadores ahí presentes, en un momento me percaté de cuan cerca estaba (unos 5 metros aproximadamente) “Hijueputa si este animal se le ocurre arrancar muy probablemente lo haga en esta dirección, mejor me quito” doy media vuelta y emprendo la pausada huida, hasta ese momento había decidido escapar aristocráticamente, es decir, me hice el loco pa que nadie se diera cuenta de lo cagao que estaba en ese momento.

Recorro aproximadamente unos 6 metros en dirección opuesta al cornudo cuando mi compañero de juerga pasa a mi lado, a unos 120 Km/Hr gritando: “Corre Evelio que el coño e su madre arrancó”, comienzo a trotar a velocidad media sin mayor esfuerzo, volteo a ver donde se encuentra mi querido amigo de cuernos, y ¿cual fue mi sorpresa?, el dichoso bichito de tantas personas presentes en el encierro se le dio por abalanzarse sobre este su humilde servidor, demás está decirles que el leve trote se convirtió en carrera desenfrenada por salvar mi pellejo.

La persecución duró aproximadamente unos 50 metros, recuerdo haber volteado aproximadamente 16 veces con la tonta esperanza que mi amigo (el toro) se desmayara, le diera un infarto o que simplemente se enamorara de otro culo pues… Pero ¡que va! Recuerdo esa embestida, todo sucedió en cámara lenta, cuando sentí el golpe en mi nalga solo atiné a colocar mi mano izquierda sobre su cornamenta, esto solo facilitó la proyección a 50 centímetros del suelo para luego rodar como la bola que soy, arrastrado por el piso, con aquellos 400 kilos de rica carne intentando punzarme, para luego pisarme, patearme y ya por ultimo cagarme (si señores me embadurné en la afrodisíaca mierda de aquel suculento toro).
Mucha gente corrió en mi auxilio, salieron al quite del toro, dándome unos momentos para ponerme a salvo, solo me bastaron unos segundos para orientarme, mirar con ira al toro y decirle “esta vez ganas tu, nos vemos en el próximo barbiquiú” (esto ultimo si es mentira) mientras buscaba la salida, recuerdo a mi amigo llevarme del brazo y yo haberle hecho un ademán gritándole: “Coño suéltame que yo estoy bien”, hecho que despertó una ovación en la fanaticada que excitada gritaba a coro: “¡¡¡Torero, torero, torero, torero!!!” fueron mis 5 segundos de gloria después de verme revolcado en la mierda (literalmente).

El susto no pasó de ahí, solo fueron unos cuantos hematomas en piernas, brazos y dorso adornados con unos bellos raspones en mis codos y el aroma celestial del campo (mierda) impregnado en mi ropa. Después de un momento de inspeccionar que mi hardware estuviera completo, recordé a mi fiel compañero “¿Coño celuloco donde estas?” en mi bolsillo posterior izquierdo encontré la respuesta en los restos de mi tan apreciado Hyundai HGC-110, en ese momento me pregunté si gracias a él hoy día no porto una bella cicatriz en mi nalga izquierda o peor, sea cual fuere el caso murió como un héroe mi celular.

Señores para terminar, en realidad esto no solo me sucedió a mi ya que esa misma tarde vi desde afuera como otras 3 personas fueron embestidas por ese mismo toro, incluso un joven fue llevado de emergencia al darse un fuerte golpe en la cabeza y quedar inconsciente, aunque considere mi historia digna de ser presentada en este segmento creo firmemente que todos los participantes y aspirantes a participantes en realidad somos afortunados al poder compartir estas experiencias viendo como otros en situaciones similares no han contado con la misma suerte e incluso han pasado a mejor vida. (Ya me puse reflexivo)

Maria() opina: buena historia, buena forma de contarla. Qué miedito, ¡yo ni loca me meto de torera!

Matilda califica: Cuatro filetes.

__________________________________


Bueno gente, y dado que ya se acabaron las vacaciones, declaro oficialmente cerrado el “Esto sólo le pasa a Julius 2007”, sólo queda resolver el asunto aquel de entregar el Chocorramo, y para eso necesito que ustedes (sí, ustedes) me ayuden a elegir con sus votos. Por cada filete que haya entregado Mati se suma un punto, y por cada voto se suma otro punto.

Se reciben los votos por medio de mi cbox o dejando un comentario en la entrada correspondiente:

Primera entrega - Mi Juan y Dani.
Segunda entrega (lado A) - Karin y Webargas.
Segunda entrega (lado B) - Giugis y Juan Holms.
Tercera entrega - Andrés Felipe.
Cuarta entrega - Juan Guillermo y Evelio.

Nota: no se vale votar por sí mismos, vanidosos. La votación se cierra el próximo domingo, suerte a todos y que gane el mejor (o el que me quede más cerca pa’ mandarle el Chocorramo).

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 5:48 p. m. | 11 Infelices comentarios
jueves, 19 de julio de 2007
Tercera entrega
¿Qúe dijeron? ¿Que esta semana no había “esto sólo le pasa a Julius”?, pues sí hay, sólo que con 4 días de retraso, o anticipación, depende de cómo se quiera ver.

Para hoy les tengo una historia de Andrés Felipe, rolito él, ingeniero, medio despechado, propietario de “La música no tiene la culpa”. A los que quieran participar por el grandioso premio (un chocorramo), les recuerdo que tienen que enviar sus historias al correo proximacosecha@gmail.com

SÍN TÍTULO

Pues si la señorita Maria escribe muy bien, y le pasan cosas que todos leemos, nos matan de la risa, y que solo le pasan a ella. Pero hoy con este escrito voy por el “chocoramo de oro” y el titulo oficial de solo me pasa a mí 2007, porque en serio dudo que alguien más pueda contar esto.

La historia se remonta por allá a mi primer semestre de universidad, hace unos 6 años largos. Era sábado en la tarde y había quedado de encontrarme con mis amigos en la casa de uno de ellos cerca a Bulevar (sip Bulevar Niza, No Boulevard, o ¿no han visto los buses que van para allá?) para comer, ver un clásico Milan-Inter, y perder un rato el tiempo jugando cartas.

Por aquella época todavía pasaban buses, busetas, flotas, “combis”, colectivos y demás clases de transporte público por la Autopista Norte y no solo los hacinadisimos Transmilenio.

El día estaba caliente de forma casi profética, pronosticado lo que yo que soy un tipo “cachaquisimo” no puedo todavía creer: Bogotá se convertiría en tierra caliente y la gente empezaría a salir a la calle en camiseta manga “tsitsa”, chancla y pantalón cortico con normalidad, que dolor!

En fin; Salí de mi casa y bajé algunas cuadras hasta la “Autonorte”, tomé un bus destartalado de los que cuando uno es un “pubertin” sin plata, son la maravilla porque sobran 200 pesos que pueden ser utilizados para dos chicles tumix, o mejor aun, si uno anda con el espíritu aventurero y decide montarse en “promoción” por la puerta de atrás, puede ahorrarse hasta 500 pesos!! (media cerveza!!!)...

El bus iba casi desocupado, excepto por mí y una señora con cara de emp/&#$, que seguramente volvía a la casa después de pasar un sábado trabajando hasta esa hora.

Les cuento que siendo yo un poco asocial y jodon , decidí sentarme en la conocida silla de la llanta o del “enano” , en la parte que no es necesario colocarse en posición semi fetal para poder entrar y que en el eventual caso de una frenada brusca, puede dejar el pobre miserable sentado en ella con una lesión severa de columna, es decir mi queridos lectores latinoamericanos que también toman bus, buseta, combi , o colectivo (porque esto es un asunto cultural casi como el “latin dancing”, el fubolito y las novelas) en la que da hacia el pasillo, para de esta forma persuadir a cualquiera posible compañero de viaje de no sentarse a mi lado.

El trancón* por la paralela era insoportable (y en este momento reconozco el gran aporte del “transmi” a nuestra cuidad, eso era un m…rdero!) y el calor adentro era terrible. Recuerdo que el señor conductor llevaba puesto a todo volumen un cassette de corridos que hablaba de una balacera bien jijuemadre con un montón de muertos (por favor hagan click aquí), y ya después de 20 minutos y solo haber avanzado cinco cuadras, yo andaba haciendo mala cara y deseando echarle un madrazo a alguien por el calor y el tedio.

Estaba ahí cuando un tipo por ahí de 35 años, bigote y chaqueta de cuero negro desgastado (igualito a la idea que tiene la chiqui de lo que es un atracador) se subió al bus, miro de un lado a otro, empezó a caminar despacio hacia donde yo estaba, se quedo mirándome, y me dijo:

-Me puedo sentar?

Si mis lectores (o mejor los de Maria), en un bus vacío, con montones de sillas libres, más cómodas, y especialmente sin mi al lado, este señor prefería sentarse en la silla de la tortura. En ese momento, lo único que hice fue girarme un poco casi sin mirarlo para dejar que el míster pasara a mi lado, se sentara y tratar de olvidar todo el asunto.

Increíblemente pocos minutos después de eso, el bus se llenó. Todos los puestos hasta el pasillo estaban repletos de gente acalorada y sudorosa apretándose unos contra otros, pero eso no era lo misterioso del asunto; lentamente pero con fuerza empecé a percibir un olor a cebolla, comino (odio el comino), ajo, grasa…. en resumidas cuentas, a guiso. Si señores, mi compañero de viaje olía a guiso, no a “chucha” (BO) o cualquier otro olor que puede expeler un ser humano, este señor tenia un olor en “increcendo” a guiso, que se acaloraba debajo de su inclemente chaqueta negra, y se volvía mas fuerte alrededor.

Lo confieso, me sentí como un mal ser humano por percibir ese olor a guiso en otra persona, y es que ustedes saben que decirle guiso a alguien no es un piropo, y solo por eso decidí no pararme para demostrar que era un niño prejucioso más.

De pronto, la cremallera de la chaqueta negra al fin bajo acompañada de una gota de sudor que salto de la frente de este hombre hasta el piso. Lentamente vi como metió su mano entre el cuero y su camisa, tomó algo de uno de los bolsillos y lo empiezó a sacar a la realidad. Una extremidad de lo que supongo yo alguna vez fue un ser vivo, se asomo como en la peor escena de una película de terror, envuelta en una bolsa tibia de plástico metalizado húmeda y repleta de pedacitos de pellejos y vísceras: SI, este tipo saco una bolsa llena de menudencias de pollo y se las empezó a comer de forma despiadada a mi lado.

Es que aunque de un tiempo para acá me he tratado de volver un hombre cosmopolita, y he probado cosas que hace un año ni se me hubiera ocurrido poner en mi boca (de comer!!!!), las menudencias de pollo definitivamente están fuera de mis elecciones gastronómicas. Las menudencias de pollo tienen para mi, algo perturbador atado a ellas: los corazoncitos**, higaditos, crestas (cresticas?), cabezas de aves con los ojos abiertos y cerebros sancochados, pero especialmente las patas arrugadas con uñas largas, que tienen la extraña propiedad de siempre salirse del recipiente que las contiene como queriéndose escapar, asemejándose al zombie de una película de terror que trata de huir del estomago de un comensal cualquiera, me hacen sentir que me estoy comiendo parte de un conjuro de vudú.

En fin mi compañero de silla, colorado por el calor comió y lamió de cada una de los pedacitos amarillentos que tenía en su bolsa plástica, chupo el tuétano de las dos paticas que sobresalían de la bolsa, salpicándome repetidamente del caldo condimentado que escurría de su manjar. Era inevitable, el hambre de este señor solo era comparable con la cantidad de pedacitos voladores de pellejo, guiso y grasa que se esparcían alrededor.

Hay que tener en cuenta que en esa época era yo todavía un niño bien (si! Todavía tenia voluntad!) y ni la universidad Nacional o las malas compañías habían hecho mella en mi, era todavía el nieto de “Rusellita carajo”, que se graduó de un colegio de curas gomelos de la capital. Seguramente si eso me pasa hoy le pido al señor que me deje picar una papita que no este muy untada de neuronas de pollo.

Como todo, la bolsita de menudencias se acabó, mi compañero de viaje término de vaciarla llevándola a su boca y escurriéndola entre sus labios, como cuando uno termina una bolsa de papas fritas y se come las boronas, la guardo en el bolsillo, limpio sus manos en su pantalón, se recostó contra la ventana para dormir hasta cuando yo después de varios empujones y codazos me bajé del bus al llegar mi destino. Obviamente la posibilidad de cualquier salida esa noche se vio destrozada por el olor a cebolla y comino que me poseyó, y que instantáneamente destrozó cualquier posibilidad de rumba o romance ese sábado, porque créanme jamás vamos a ver por TV algo así como: “Menudence’ - by Givenchy”.

Si yo se, es una historia superficial e intrascendente, pero niéguenme que eso, solo me ha pasado a mi…

*O embotellamiento que llaman Güeyes (que internacional soy!)

**Soy casi un ignorante de lo que contiene un plato de menudencias

Maria() opina: buenísimo, me hizo reír mucho esta historia, lo único malo, desde mi humilde opinión, es que se demora mucho en arrancar.

Matilda califica: cuatro filetes y medio.


Y en otras noticias:


Este chuzo está cerrado desde hoy hasta nuevo aviso.


Motivo:

(Está como feito el afiche de este año)


Nos vemos en la próxima cosecha.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 11:21 a. m. | 16 Infelices comentarios
martes, 10 de julio de 2007
Segunda entrega (lado B)

Bueno, para hoy martes, segundo día de la semana, se les tiene la segunda parte de la segunda entrega del segundo concurso de mi primer blog.

La idea era haberla publicado el pasado domingo, pero todo es culpa de mi Juan que se negó a prestarme la Femputadora, pero en fin, aquí estoy.

La primera historia de hoy es de una Julius, (como siempre las damas primero), de ella no es mucho lo que les pueda decir, ya que lo único que sé es que prefiere ser llamada Giugis , que nunca antes se había hecho sentir por acá y que hace unos días me envió la siguiente historia.

BOGOTÁ UNA CIUDAD INTERMINABLE

Si hay un sitio en el mundo extremadamente raro, donde sucedan cosas que hagan que se mezcle la alegría con la tristeza, lo rico con lo pobre, la civilización con el atraso, y muchas otras cosas; es Bogotá. Por lo menos eso pienso yo.

Salía de clase a las 3:45pm; algo tarde a decir verdad, puesto a que se trataba de un viernes.

Quince minutos transcurrieron desde que salí de la universidad a la carrera 13 donde me disponía a tomar un bus que me llevara a Corferias con el fin de seguir estudiando, aún sin importar que fuera un viernes.

Media hora paso antes de que consiguiera mi objetivo. Muchos fueron los buses que de todo tipo y precio se pasaron frente a mi y si no los pare, a los que le saque la mano; no me pararon. Cuando ya me encontraba en camino sabia o por lo menos presentía que el viaje iba ser largo; pero no me imagine que tanto. No era la primera vez que visitaba corferias y mucho menos la primera vez en que en esa misma avenida* iba coger dicho bus; por lo tanto ¿qué podía pasar?

Cuando reconociera la estatua de Jaime Garzón que me ubicaba de cierta forma al lugar donde debía llegar, me prepararía a bajarme, sin embargo el bus seguía y seguía derecho, razón por la cual me empecé a asustar, pues cada vez se alejaba más del recinto ferial. Por mi mente paso el siguiente pensamiento “Si en el cartel decía Corferias era porque en algún momento debía pasar por allí”; sin embargo dicha cosa nunca paso. Metro a metro el bus iba quedando desolado hasta el punto de quedar en él solo el conductor, el ayudante y yo. De un momento a otro entramos a un parqueadero de puros buses; fue allí donde entendí que el recorrido había terminado y yo aún no lograba llegar a la feria.

En ese momento el conductor se voltea, nos quedamos mirándonos como diciendo; bueno y ahora ¿que? Acá ya no hay a donde ir; fue en ese momento cuando le dije:


-Ando algo perdida- dije con voz entrecortada a punto de soltar lágrimas de mis ojos

-¿A donde iba?- me pregunto el hombre

-Tenia la intención de ir a corferias, vi que paso por detrás pensé que me dejaría cerca pero no fue así y luego no supe que hacer.


Con cara de lastima me aclaro que en el tablero efectivamente decía corferias pero eso quería decir que pasaba por dicho barrio pero no necesariamente por el recinto ferial, que era en ultimas el lugar al que yo debía llegar. Fue ahí donde entendí que por más que crea conocer Bogotá aún me quedan muchos lugares por explorar, obviamente no soy de acá y un año de residencia en la capital no me hacen experta en los 1732 kilómetros cuadrados que tiene.

Sin embargo comprendí que aun existe gente solidaria y buena en este mundo y más en una ciudad y un país donde sólo se habla de violencia, guerra, narcotráfico y nada más que cosas malas. El conductor me llevo con otro bus que iba a salir de turno a su recorrido habitual para que me devolviera por decir de alguna forma a la ciudad pues me encontraba en la Cll 0 que a decir verdad ni me imaginaba que existía; incluso me dijo en donde bajarme para lograr llegar a la feria; sin embargo mi poco conocimiento en rutas de buses (porque hoy me di cuenta que es poco), me hizo reconocer que el bus tomaba en una parte de la ciudad exactamente en chapinero en la carrera 17 con calle 34; el mismo camino a mi casa, lo cual me tranquilizo un poco; y al ver la hora preferí dirigirme a ella y no a Corferias.

Finalmente llegue a mi casa viva, salva y con un conjunto de sentimientos encontrados que no sabría describirlos era una mezcla entre el miedo y la alegría de vivir en una ciudad grande y con muchas cosas aún por ver. Y lo mas bueno; conocí Bogotá por solo $1000 lo mismo que ir de la universidad a mi casa; por esa razón me salio gratis el paseo y aunque no pude entrar a la feria mañana como sea me toca ir, pero antes buscare asesoria en el transporte pues quizá esta vez no se repita la misma historia y ahí si podría salirme caro. **

*Avenida: así le llamamos en mi tierrita a lo que en Bogotá son las carreras

**Esta historia la escribí hace exactamente 3 años; cuando estaba recién llegada a Bogotá; a esta fecha ya me ubico más pero esto no quiere decir que la conozca bien, a veces duro horas paseando en transmilenio antes de llegar a una cita

Maria() opina: ¿qué puedo decir? Totalmente identificada con la autora porque también he sufrido la angustia de perderme en Bogotá, sin embargo la ausencia de tildes me hizo dudar acerca de si debía publicar o no la historia.

Matilda califica: tres filetes.

El segundo escritor invitado del día es el señor Juan Holms, un tipo que me cae muy bien a pesar de que es muy poco lo que se puede conocer realmente de él por medio de su diario, Juan Holms fue uno de los primeros que propuso la idea de este concurso y por lo tanto era imposible no recibir una historia suya.

LA MANCHA

Resulta que con el jefe nos invitaron a una reunión importante un día a las 2 p.m. Con una semana de antelación nos habían dicho; el jefe me había recalcado lo importante que iba a ser y hasta me había mencionado que ese día llevara mi mejor traje: “tráigase su mejor pinta para ese día”

Así que escogí un vestido azul oscuro, con una camisa blanca inmaculada. Que era lo mejor que tenia.

El día llegó y transcurrió normal, el jefe que siempre era un manojo de nervios y que se estresaba fácilmente, me vio por la mañana y como me había aflojado el nudo de la corbata me dijo “pero a la reunión no se vaya a ir así no?” yo le dije “tranquilo jefe ahorita después de almuerzo me arreglo el nudo”.

Me arregle el nudo y me fui a almorzar. Entre a un corrientazo y me dio por pedir un bistec a caballo. Resultó que la carne estaba como dura y en uno de los intentos por cortarla, la bendita salsa salpicó, Juemadre!! me mire rápido y solo me había caído una pizca en la corbata, así que la limpié rápidamente y todo bien. “Mejor no me como esta vaina”, me dije “no vaya a ser que me manche de verdad.”

Terminé de almorzar y me fui a caminar un rato. Pleno centro de Bogota señores y señoras, carrera séptima que a esa hora esta llena de gente. Veía las vitrinas, caminaba y hasta me metí a comerme un helado, estaba de lo más tranquilo, pase la séptima entre a un centro comercial y me metí a un baño.

Cuando me veo en el espejo: Una mancha amarilla, no ni siquiera amarilla, anaranjada intensa, de pura salsa como de tres centímetros de diámetro adornándome el cuello de la camisa!, ni siquiera el saco la podia ocultar. Era la 1 p.m. y la reunión era en una hora, pero teniendo en cuenta el desplazamiento, tenía que estar a la 1: 20 mínimo en la oficina. Al principio casi me da un ataque de pánico, mandiga sea hola, porque me pasan a mi estas idioteces!!., y despues se me vino a la cabeza que el restaurante estaba lleno y me imagine la escena de Juan Holms adornado con una mancha ni la berraca en la camisa almorzando tranquilo delante del todo el mundo y fuera de eso el paseo que se dio por todo el centro exhibiéndole a media Bogotá su mancha en el cuello, que oso!!!. no sabía si ponerme a llorar a o reír

Me toco medio limpiar el cuello, la hijuemadre mancha ya se había secado (claro, la había paseado por el centro y la había “secado la sol”), así que tuve que frotarla duro y dejarla en un amarillo pollito tenue; salir despavorido de allí y meterme al primer almacén de camisas que encontré, para hacer una compra relámpago.

Cuando llegué a la oficina, con la bolsa donde estaba mi camisa manchada (“mi camisa raya”) pase por el lado del jefe y me dijo: “ Huy pero hasta se compró camisa, no era para tanto”… “Jeje si señor, no es que la otra estaba ya como viejita”.

Excelentisima Maria, señoras y señores, blogeros y visitantes "esto solo me pasa a mí".

Maria() opina: jajaja ¡qué pecao! pobre Juan Holms, te imagino paseando por toda la séptima con tu imperceptible manchita en la camisa, me hiciste reír mucho con esa historia.

Matilda califica: cuatro filetes.

A Giugis y a Juan Holms les agradezco muchísimo por participar, y a los demás lectores les digo que estoy esperando sus historias en el correo proximacosecha@gmail.com

Actualización: corregido el asunto de los filetes, es que esto sólo le pasa a Mati.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 11:00 p. m. | 9 Infelices comentarios