martes, 10 de abril de 2012
El monstruo de mi hermano


No me gustan las analogías pero ésta me ha dado vueltas en la cabeza todo el día.

El temor de todo estudiante es el proyecto de grado. Esa maldita tesis que aparece a lo lejos durante toda la carrera, como un monstruo que te está esperando a la salida del túnel para impedirte pasar. Con el tiempo comienzas a acercarte a ese monstruo a una velocidad aterradora, te das cuenta de que es aún más grande de lo que pensabas y que las herramientas que has conseguido hasta el momento parecen insuficientes para enfrentarlo. Ya estás frente al monstruo, el tiempo se acaba, o lo matas o te mata, nadie te va a salvar. Si permites que el monstruo te gane te quedarás para siempre contemplando la luz al final del túnel sin poder alcanzarla, todo el camino que recorriste será tiempo perdido porque no pudiste dar ese último paso.

En este momento mi hermano está enfrentando a su propio monstruo, y para hacerlo más difícil también está planeando su matrimonio para dentro de dos meses. Yo soy testigo de su lucha, lo acompaño, estoy pendiente de él, le ayudo hasta donde puedo y le doy ánimos en los días difíciles. Y sí que ha habido días de esos. A veces parece que esto nunca fuera a acabar, que el monstruo resultó más grande que él, entonces reúne un poco más de fuerzas y sigue peleando.

Conozco esa sensación, sé lo que es sentirse abrumado frente a un proyecto que parece no avanzar por más tiempo que le inviertas. No se me olvida ese miércoles de ceniza en el que me senté a llorar sola en una banca en la iglesia de las aguas. Una señora de una comunidad católica se me sentó al lado y empezó a hablarme, intentando convencerme de que Dios me quería a pesar de mis pecados. La señora nunca supo que lo que me atormentaba no eran mis pecados sino mi tesis que se había estancado, y que Dios no sería de mucha ayuda a menos de que bajara a ayudarme en el laboratorio.

Pero todas esas cosas pasan, se superan, al final es más el miedo que provoca ese monstruo que su verdadero poder. Quisiera decirle a mi hermano que no se desespere, que estoy convencida de que podrá terminar ese proyecto y graduarse (¡por fin!), porque es un hombre muy inteligente, más de lo que él cree. Quisiera decirle que estoy muy orgullosa de él, que pronto será todo un profesional y además un excelente esposo. Sin embargo, aunque yo le diga todo esto, y aunque son muchas las personas que lo apoyan en este momento, hay batallas que sólo se pueden pelear solo. El monstruo, SU monstruo, está ahí y únicamente se quitará del camino después de mucho tiempo y trabajo.

Sólo quiero verlo triunfar, sólo quiero que esté feliz y tranquilo. Sólo quiero que llegue el día en el que podamos decir “¿se acuerda de cuando estaba haciendo la tesis?” “huy sí, qué mierda”.

Etiquetas: ,

 
Y esto sólo le pasó a Maria() a las 7:34 p. m. | 11 Infelices comentarios