jueves, 6 de diciembre de 2007
Tenía que invocarla
No más esta mañana estaba pensando que estos últimos días han sido muy aburridos y que este blogcito se encuentra un tanto abandonado.

– ¡Claro! – pensé. El problema es que hace días no me pasa una de esas que “sólo me pasan a mí”

Obviamente ése fue un llamado que mi mala suerte no pudo rechazar…

Entonces ahí tenemos a Maria(), corriendo (como cosa rara) porque hace quince minutos tenía que estar en el quinto piso del edificio de ingeniería*, y con un montón de vainas en la cabeza.

Que el examen final de equilibrio, que el de fenómenos de transporte.

Llamo el ascensor.

Que las notas de mis retoños. Que qué frío tan doblehijue… Que la planta hay que tenerla montada el lunes. Que a qué hora llegará la bomba. Que ojalá me regalen el disfraz de gladiador, rafff.

Entro al ascensor.

Que estoy en la inmunda, monetariamente hablando. Que el estrés también embaraza**. Que qué rico volver a celebrar el día de las velitas en familia después de dos años. Que el proyecto final de equilibrio. Que “me gustan los problemas, no existe otra explicación”. Que todavía no he conseguido dónde vivir. Qué dónde andará Cata. Que nada que publican las notas de Anadec. Que Cali me llama y no puedo esperar hasta el 12. Que seguro me van a poner multa en la biblioteca. Que no me gusta que se vaya la luz a medianoche y no tenga a nadie a quien llamar y te llame a vos. Que a lo bien mis dedos necesitan vacaciones. Que en un mismo día voy a tener que empacar el trasteo, la maleta para Buga y la maleta para Cali.

Que… momento, ¿por qué carajos no ha arrancado el ascensor?


Ahh, es que afuera hay un señor pegado al botón. Está como despidiéndose de una gente.

A ver, pero muévase amigo, ¿toda la vida pues? Pssst, ¡subite ve!... Si buenas, ¿pa’ lo del ascensoooor?

En vista de que el sujeto no se avispó y además soltó el dichoso botoncito, procedí a cerrar la puerta del ascensor y seguir con mi camino. Entonces el señor se acercó corriendo, y cuando reaccioné ya era demasiado tarde.


Adivinen quién le cerró el ascensor en la cara al mismísimo rector de la Universidad de los Andes.


¡Esto sólo me pasa a mí!

Doctor Angulo: si algún día por pura casualidad lee esto: de verdad, qué pena con sumercé.


* Últimamente nadie me saca de allá.
** Sabiduría pura de MissM.

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Y esto sólo le pasó a Maria() a las 8:59 p. m. |


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