… a 40 (o no sé cuántas) cuadras de la casa.
El sábado de la primera semana de exámenes finales armamos plan cultural con Cata (mi muy mejor amiga de la U) para relajarnos un poco y contribuir con nuestro objetivo de conocer la ciudad en la que estamos viviendo la mayor parte del año. Faltando un cuarto para las 11 nos encontramos en el Museo Nacional para ver la muestra de las culturas Sipan y Malagana, muy interesante aunque algo reducida, ya entradas en gastos entramos a la exposición permanente del museo hasta que el hambre nos sacó corriendo a buscar almuerzo.
Con las barrigas llenas nos fuimos en bus hacia el centro de la ciudad para continuar con nuestro día culturoso, fuimos al Museo del Banco de la República a la parte dedicada al maestro Fernando Botero, lo más de simpáticos los gorditos jaja, bueno, no esperen una crítica por parte mía, yo no sé absolutamente nada de arte y pues lo que vi me gustó, punto. De ahí salimos a la exposición numismática* y cuando nos aburrimos de ver moneditas y billetes de un cuarto de peso (y después dicen que tan devaluado que anda, antes era peor) nos fuimos a caminar por la Candelaria, barrio histórico de Bogotá, muy bonito, vale la pena conocerlo.
Llegamos a la plaza de Bolivar, donde vive mi presidente**, donde se maneja casi todo el poder y una buena cantidad del dinero del país, está también la Catedral Primada y los edificios del Congreso, Alcaldía y no sé qué más cosas, pero lo mejor son las almojábanas del restaurante “La puerta falsa”, con un juguito y un dulce del cual no recuerdo el nombre… mmmm, ya me volví a antojar.
Ahh bueno, ¿a qué era que venía yo? Es que me emocioné contando nuestras chocopseudoculturroloaventuras jeje, el objetivo de esta entrada era hablar del derecho y deber ciudadano que adquirí hace poco y que hasta ahora no he podido ejercer, sí señores, estoy hablando de votar. Tal vez la mayoría de los que acabamos de recibir la cédula de ciudadanía somos algo intensos con el asunto, o tal vez somos más bien poquitos los interesados en participar en la democracia, pero en fin, desde que se empezó a hacer publicidad sobre la inscripción de cédulas le dije a Cata que averiguáramos cómo era la vuelta para poder votar en Bogotá. La respuesta llegó como caída del cielo, saliendo del museo Botero nos encontramos con un puesto de inscripción en el que en menos de 5 minutos nuestras huellas fueron registradas en un aparato que jamás había visto. Muy sencillo el trámite, a los que no lo han hecho les recomiendo que se pongan las pilas aunque creo que el plazo ya se venció.
Al momento de inscribirte tienes que escoger el sitio donde quieres votar, y revisando la lista encontré uno que me quedaba excepcionalmente cerca del apartamento, el Carulla de la 63 con séptima, qué maravilla, no voy a tener que caminar mucho para votar.
Pero esta mañana me encontraba yo perdida entre mis absurdas y constantes divagaciones cuando… momento, ¡¡yo ya no vivo allá!!, miércoles, esto sólo me pasa a mí. Cuando elegí mi lugar para votar no sabía que días después mi prima me haría desocupar el amarradero y ponerme a buscar un nuevo hogar, por cierto encontré rápidamente uno muy bueno, pero que queda un tanto lejos del Carulla de la 63, snif.
¿Alguien sabe si hay forma de cambiar el sitio? ¿O en las próximas elecciones me tocará hacer el súper paseo a votar en chapihuevo?
*Qué palabra tan rebuscada ¿cierto?, búsquenla ole, quieren todo molidito, ¡pues no!
** Sí, soy uribista, no me vayan a odiar por eso.
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Ahh y la de p’irnos: se le anuncia a todos los apreciados Julius, osease los fieles lectores de este, su blog favorito (pfffft), que durante las vacaciones las entradas del mismo se trasmitirán en diferido, mejor dicho, escribo cuando me nazca y publico cuando mi Juan me preste la Femputadora, su portátil al cual sospecho que quiere más que a mí…
Etiquetas: Maldita sea mi suerte. Dele. Ríase de mí
Haber Maria(Moñitos)no no se puede cambiar el sitio de inscripción de cédula hasta una próxima votación.
Efectivamente si es ingeniero electrónico lo mas seguro es que quiera mas a la femputadora que a vos!