Pero justo ahora que juraba que ya tenía definida mi vocación y mi proyecto de vida, ocurre algo que me hace detenerme a pensar y darme cuenta que lo mío no es la ingeniería, no señores…
A ver les cuento, lo que pasó fue que hoy compré en las afueras de
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Como mi intención no es ensuciar más esta ciudad tan bonita, boté la tarjeta en un tarro de basura que tenía cerca y continué mi camino, y tres pasos después:
“El número secreto ingresado no es válido. Por favor verifica el número e intenta nuevamente”
¡Ay Señor de los Milagros!, esto sólo me pasa a mí carajo. No tuve de otra que volver al tarro de la basura y buscar la dichosa tarjeta entre todo tipo de desperdicios y unos olorcitos que prefiero no recordar. Bien bonita me veía yo esculcando el basurero en plena salida de
Pues sí Julius, gracias a esa experiencia de hoy descubrí mi verdadera vocación, ¿quién dijo ingeniera Cruz?, nahhhh, lo mío definitivamente es el reciclaje, o la recolección/clasificación de basuras, o algo por el estilo. Es más, aprovechando que el próximo viernes viajaré a mi pueblito**, voy a llevar mi hoja de vida a BugAseo a ver si consigo trabajo cerca del hogar.
Y después de ver las caras y ánimos de algunos de mis amigos a la salida del parcial de equilibrio de esta tarde, los voy a invitar a que nos salgamos de esta carrera de locos y nos dediquemos a esculcar basureros.
* A lo mejor esa vocación quedó reprimida y ahora la estoy sacando en este blog.
** ¡Yeiiiiiiiiiiiii!
Etiquetas: Maldita sea mi suerte. Dele. Ríase de mí
pero aclárame:
¿Si la encontraste e ingresaste bien el número?
Y saludes al nenorro si de casualidad pasás por allá.