Tengo desde mi pasado cumpleaños un saquito rosado que es una fábrica de hacer pelusa. Cuando lo llevo puesto no me puedo acercar a nadie vestido de negro o colores oscuros porque en cuestión de segundos terminan cubiertos de moticas rosadas.
Un día estaba con un amigo en una sala de computadores y…
Amigo: mira, esa niña tiene un saco como el tuyo.
Maria(): sip, pero ella no puede hacer el ataque de las motas asesinas*.
Amigo: oye sí, el saco de ella no se ve “pelusudo”. ¿Cómo habrá hecho?
Maria(): (con vos de “duh”) ¡pues lavándolooooo!
Amigo: eres un asco, no te me acerques.
Yo lo que quería decir que el saco de ella se veía viejo mientras que el mío estaba relativamente nuevo, no que nunca lo he lavado. Además como que lo dije muy duro porque tenía la pequeña impresión de que toda la sala me estaba mirando como si fuera un bichito cochino.
Es que esto sólo me pasa a mí.
Para voS: extraño esos días de conversaciones estúpidas en las salas del sexto piso del W. Lástima que no se repetirán, mañana cierran el edificio...
:S
*Ataque de las motas asesinas: consistía en pasar la manga de mi saco motoso por la espalda del buzo oscuro de mi amigo.
Etiquetas: De mí para vos, Maldita sea mi suerte. Dele. Ríase de mí
Me recordaste a una persona que tenía un saco que producía gran cantidad de motas y, curiosamente, tenía otro saco que RECIBÍA motas también en gran cantidad, supongo que tenían una relación simbiótica en el armario.
ve y que? Firmes para la reunión BLOGJUAN?