Algo deben tener esas cajitas del demonio, puede ser que el espacio limitado afecte la cantidad de oxígeno en mi cerebro, o tal vez mi espíritu de provinciana todavía me impida conocer a fondo la dinámica de esos aparatos. El caso es que el 50% de las veces que me subo a un ascensor, al bajarme tengo una nueva historia del tipo “esto sólo me pasa a mí”... para más información consultar: 1). le cerré la puerta en la jeta al rector y 2). no puedo con los jijuemadres botoncitos.
No más el viernes a eso de las 6 p.m., estaba yo a punto de terminar mis labores del día y sólo me faltaba entregar unos informes de laboratorio en el octavo piso. Así que muy fresca me monté en el ascensor que por ser tan tarde iba vacío.
Por esas cosas del destino que no termino de entender, la emisora de mi reproductor mp3 fue a parar en “Amor Stereo”*, y precisamente sonaba una canción que se encuentra en mi top 10 de gustos culpables.
Y pues, aprovechando la soledad, dejé salir de mi boca unos silenciosos acordes casi darme cuenta. Entonces ahí estaba yo, cantando
Volviendo a la historia, el ñoñotrónico, muy decente él, me saludó con un movimiento de cejas y se dedicó a mirar los numeritos del ascensor hasta que lo abandonó en el séptimo piso. Del séptimo al octavo sólo tuve tiempo para recordarme lo boleta que soy, y cuando por fin llegué al anhelado piso ocho… ¡recordé que la oficina del profesor queda en el siete!
De modo que volví a abordar el descensor (porque ahora iba pa’bajo, duh) y regresé al séptimo piso, finalmente iba a largarme de ese maléfico aparato que siempre me hace pasar las peores vergüenzas, pero no contaba con la última que me tenía guardada para ese día: el ñoñotrónico estaba parado justo a la salida del ascensor, y me miraba con cara de “¿esta vieja qué o qué?”
*ok, lo admito, estaba oyendo AmorSt.
Etiquetas: Maldita sea mi suerte. Dele. Ríase de mí
jajaja. La próxima vez que me quiera hacer extracción de alguna mucosa nasal en público recordaré la excusa del piercing. Está muy buena, debe funcionar así no se tenga uno. :D
Pero creo que te conviene más seguir corriendo el riesgo de andar en ascensor... que por escaleras fijo es más doloroso el recuerdo!
Y no, pudo ser peor. Pudo haber sido el rector el que te hubiera pillado cantando con el dedo en la masa !