Al principio la idea era que cuando Sebastián volviera de los brasiles, Camilo arrancaba su intercambio, de modo que todo era cuestión de cambiar de cuarto y de hermanito y listo. Pero lastimosamente el intercambio de Cami ya no será ahorita sino a mediados del próximo año, y mientras tanto ¿yo qué?, ¿debajo de un puente dices? Mmmm, buena idea, la tendré en cuenta.
Me parece increíble que ya hayan pasado cinco meses desde el día que le cambié la plantilla al blog y preocupada les conté que me habían sacado del apartamento donde vivía. Si se fijan, en esa entrada fue que Sebas me dejó el comentario ofreciéndome su cuarto y ahí empezó la negociación.
Vivir donde los Dávila ha sido genial, me he sentido en un verdadero hogar y he conocido una familia maravillosa. Y ahora que estoy amañadísima acá, tendré que volver a empacar mis cositas y buscar un nuevo techo, aghhh, qué tristeza.
Entonces aquí estoy de nuevo, si ya conseguí vividero una vez por este medio, ¿pues por qué no volver a intentarlo? De modo que si saben de algún cuarto disponible en una casa de familia, con arriendo económico, sin horario de llegada, con servicios incluidos, con internet (obviamente), que tomen mucho jugo de maracuyá*, con una mamá consentidora y un vecino Todero, me avisan, no sean rabones.
Por ahora me quedo preguntándome lo mismo que Navarro Wolf debe preguntarse todos los días de su vida:
¿Por qué camino cojo?
* Aprendí a quererlo, es en serio.
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Y bueno... yo le daría posada, pero le quedaria muy complicado el transporte hacia la U todos los dias desde Barranquilla.